¡No a los tacones en la playa!


Por Jeniffer Varela Rodríguez

Anteriormente hemos hablado de cómo la moda incomoda cuando no está hecha para nosotras, y también hablamos un poco de cómo hay que aprovechar el clima para vestirnos acorde a él, y no al revés. En esta ocasión el asunto va por la misma línea, la de vestirnos de acuerdo al lugar a donde vamos.

 

Nosotras las mujeres amamos los tacones. Eso es un hecho que nadie puede controvertir. Sin embargo, por más que amemos la altura, elegancia y seguridad que nos dan, hay que aceptar que nuestros amados zapatos no están hechos para ciertos sitios. La playa, definitivamente, es uno de ellos.

Siempre que empiezo a hacer este tipo de post me siento un poco culpable, pero después pienso que alguien tiene que decirlo. Y que por no decírselo a nadie es que estamos como estamos. Por eso es que siempre nos llegan imágenes como estas, captadas en una playa de Santa Marta. Estemos claros en algo: cuando uno va al Rodadero y es de noche quiere arreglarse un poco más por si el plan incluye salida a bailar, pero si sabemos que también habrá que meterse a la orilla (a las populares parrandas del lugar) uno mejor se ahorra la incomodidad y la burla de que la gente la vea así:
Por si los tacones fueran poco (y no fueran feos) el vestido de
lentejuelas parece sacado de una discoteca.

Caminar con tacones de por sí no es para todo el mundo. ¿Pero andar enterrándolos en la arena y encima exponerse a una caída y a más risas? Hombre no, reflexionemos...

Listo, que los de tacón corrido no se ven tan mal, pero ¿no les da la sensación de que no pertenecen a ese sitio? Además, ninguna mujer que presuma de cuidar sus zapatos va a llevarlos a un sitio donde se pueden llenar de arena.



La playa y las chanclas o ‘flip flops’ son una combinación lógica. Para la noche, por aquello de vernos un poco más arregladas, tomemos ejemplos de estas tres chicas y busquemos unas bonitas sandalias planas.

 
¿Ustedes tienen algún caso para compartir? Manden sus fotos o sus sugerencias a través de Facebook o Twitter. Recuerden que, como dice Stefano Pilati, “vestirse bien es un acto de gratitud hacia uno mismo y de cortesía hacia los demás”.

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