Por Melissa Zuleta Bandera.
Nos vemos una vez más en este recuento de lo bueno, lo malo y lo feo (muy feo) del Concurso Nacional de Belleza, que año tras año congrega a las mujeres más bellas del país (bueno, algunas) y a los diseñadores que creen que ser elegante significa andar desnuda por el escenario.
Esa es la gran conclusión de este año: siempre hay que mostrar más piel. No importa si a la niña casi se le ven sus partes, no importa si ponerse esos vestidos y nada es lo mismo, no, nada de eso importa, hay que MOSTRAR.
Ya se darán cuenta con algunos de los 15 vestidos de igual número de semifinalistas en este post.
Ahora sí, a lo que vinimos.
¿Ven lo que les digo? Eso es una malla transparente con unos cristalitos estratégicamente ubicados para que a la chica no la censuren en televisión nacional. Además, si el vestido fuera bello, uno hasta se tranza con la desnudez, pero ni eso. Esta fórmula, la más repetida durante los últimos años en el reinado, realmente no es bella y a veces raya en lo vulgar.
El corte de la falda fue una novedad, no porque sea lo más revolucionario del mundo, pero sí porque es poco común verla en este certamen. De malas para la Señorita Atlántico, otra concursante utilizó la misma fórmula pero le salió mucho mejor (tanto mejor que se llevó la corona…). Eso sí, lo bonito de la falda no compensa ese bustier contrahecho. Parece que no les alcanzó el tiempo para terminarlo de hacer. Ah, y manda a decir Jen que parecía un unicornio con ese color. Eso puede ser bueno o malo, dependiendo de qué tanto les gusten a ustedes los unicornios...
Zzz… Ay, perdón, me quedé dormida con ese vestido tan simple y ese color tan 'meh'. Lo más triste de la elección de la Señorita Bogotá es que el vestido no es feo, al contrario, tiene todo el potencial para ser un gran traje de certamen, pero escogió un colorsito pastel todo blando y aburrido que no hace nada por su tono de piel. Imagínense ese vestido en rojo intenso o verde esmeralda, cambiaría del cielo a la tierra.
Además de apegarse a la fórmula de “malla transparente con cristales que cubren sus partes”, este numerito no solo es aburrido sino que casi la mata. En el centro del abdomen tenía un par de varillas que la estaban APUÑALANDO. No sabemos cómo esa niña no empezó a sangrar en medio del desfile…
Vestido de baño de croché con salida de baño de malla. Y como si eso no fuera poco, LE QUEDA ZANCÓN. ¿Y por qué le queda zancón? ¡POR LOS ZAPATOS DE ESTRIPTISERA! Bendito…
Volvemos a la “malla transparente con cristales que cubren sus partes”, pero en esteroides. Desde que vi este vestido por primera vez solo podía preguntar “¿Por qué, Señorita Cartagena, te empeñas en hacernos saber que NO LLEVAS ROPA INTERIOR?”. Lo peor es que es una lástima, porque los apliques eran bellísimos y brillaban como un sueño en el escenario.
“Como yo nada más tengo ojos bonitos, me voy a poner un vestido bien normalito. ¡Ya sé! Un remedo barato del que usó Paulina Vega en Miss Universo. Ah, y que no falten los zapatos de estriptisera". Cabe destacar que aunque no se logra apreciar en la foto, Cesar realmente quería destacarse, así que se bronceó todo el cuerpo, MENOS LA CARA: estaba tan blanca que parecía maquillada con Harina Pan.
¡Al fin! Los planetas se alienaron y la mujer más bella de ese certamen llevaba el vestido más hermoso. Es de los pocos que podría, en las circunstancias adecuadas, traducirse bien en la alfombra roja. No solo la tela es preciosa, sino que juega bellamente con su tono de piel. Y la mejor parte, ¡sus partes íntimas están bien cubiertas! ¡Aleluya!
Ella pensó que si las candidatas usaban plataformas de estriptisera y les iba bien en el reinado, ella iba a ir un paso allá y a ponerse de pies a cabeza como una bailarina exótica –pero de las que cobran caro, ojo– vestida para los premios Óscar de su "sensual" industria. Eso es lo único que se me ocurre para explicar EL BRASIER DE CRISTALES y el AGUJERO EN SU ABDOMEN.
Con esa pinta de quinceañera barata me pasé todo su desfile cantando “Es mi niiiiiña boniiiiiitaaaaaa….”. Y como si fuera poco, ¡GRANNY PANTIES!
Yo no sé qué me da más rabia: los vestidos que son feos hasta la médula, o los que podían ser bonitos y alguien dijo “ay pero ponle esto” y se los tiran. Este hace parte del segundo grupo. De cerca, la tela y el trabajo de la parte superior son muy bellos, y todo iba a salir bien si lo dejaban hasta el final, ¡PERO NO! Algún inteligente pensó que sería fantástico clavarle una transparencia en las piernas, que no le hace ningún favor y la hace ver como si el vestido se estuviera desintegrando.
¿Saben qué? No tengo nada malo que decir de este vestido. Resalta su figura, tiene la justa cantidad de brillo, el degradado está bien logrado y el color complementa su tono de piel. Aplausos, Señorita San Andrés, especialmente porque sobrevivió las tres horas que duró la velada sin desmayarse: el corsé estaba a punto de cortarle por completo la respiración.
Con el dolor de mi alma me enteré de que esto fue hecho por Beatriz Camacho (la chica como que pensó que repetir diseñadora era todo lo que necesitaba para replicar la victoria de su antecesora). Y digo con dolor porque la cartagenera crea piezas hermosísimas, pero esto es una decepción. La transparencia debajo del busto no tiene ninguna gracia, los remedos de manga sobran, y para rematar, la cintura está tan apretada que le saca un rollito de grasa que estoy segura esa niña no tiene (desafortunadamente no se aprecia en esa imagen). O la muchachita se engordó con el estrés del concurso, o de entrada se lo hicieron demasiado ajustado.
Tan cerca, estabas tan cerca, Tolima, de tener un vestido bonito. Nada especial, pero bonito. Pero no, como los 'crop tops' se resisten a morir, le metieron una transparencia en el torso que primero, no le hace ningún favor, y segundo, corta la bonita línea que el vestido pudo haber tenido. ¡¿Cuál es la obsesión de los diseñadores de reinados con las transparencias?!
A falta de un vestido que suene “frú-frú-frú” cuando la reina camina, o uno que parezca un trapero con cristales, a la pobre Señorita Valle le tocó entrar al grupo de los vestidos más feitos de este año por su absoluta falta de sentido. Me he quedado largo tiempo viendo esas líneas y todavía no les encuentro como la gracia, y definitivamente no ayuda ese color rosa aburrido que la hace ver de fondo entero.
Aunque este año tuvimos más semifinalistas que de costumbre, es justo y necesario un último vistazo a dos que ya se ganaron la corona.
De nuevo de la mano de Beatriz Camacho, esto es un atuendo que esperaríamos de la actual reina de los colombianos, que se lleva muy bien con la diseñadora. No le encuentro mucha gracia a las mangas/hombreras, pero el trabajo de detalles en el resto del vestido es verdaderamente bello.
¡¿La mujer más bella de universo y le ponen el único vestido que no le favorece?! Por favor. Claramente el que le escogió ese numerito le tiene envidia hasta la médula. El cuello le acorta su larga silueta y de perfil se le hacía una barriga que todos sabemos que ella NO TIENE.
Esta, en cambio, es la Paulina que todos conocemos y amamos. Líneas simples, un corte interesante, un color que complementa su piel, nada de transparencias innecesarias. Sin tanta cosa se ve mejor que todas las otras reinas esa noche, lástima que no encontramos una mejor foto para apreciarla en su totalidad..
Nos vemos una vez más en este recuento de lo bueno, lo malo y lo feo (muy feo) del Concurso Nacional de Belleza, que año tras año congrega a las mujeres más bellas del país (bueno, algunas) y a los diseñadores que creen que ser elegante significa andar desnuda por el escenario.
Fotos: El Universal y cortesía. |
Esa es la gran conclusión de este año: siempre hay que mostrar más piel. No importa si a la niña casi se le ven sus partes, no importa si ponerse esos vestidos y nada es lo mismo, no, nada de eso importa, hay que MOSTRAR.
Ya se darán cuenta con algunos de los 15 vestidos de igual número de semifinalistas en este post.
Ahora sí, a lo que vinimos.
Antioquia
¿Ven lo que les digo? Eso es una malla transparente con unos cristalitos estratégicamente ubicados para que a la chica no la censuren en televisión nacional. Además, si el vestido fuera bello, uno hasta se tranza con la desnudez, pero ni eso. Esta fórmula, la más repetida durante los últimos años en el reinado, realmente no es bella y a veces raya en lo vulgar.
Atlántico
El corte de la falda fue una novedad, no porque sea lo más revolucionario del mundo, pero sí porque es poco común verla en este certamen. De malas para la Señorita Atlántico, otra concursante utilizó la misma fórmula pero le salió mucho mejor (tanto mejor que se llevó la corona…). Eso sí, lo bonito de la falda no compensa ese bustier contrahecho. Parece que no les alcanzó el tiempo para terminarlo de hacer. Ah, y manda a decir Jen que parecía un unicornio con ese color. Eso puede ser bueno o malo, dependiendo de qué tanto les gusten a ustedes los unicornios...
Bogotá
Zzz… Ay, perdón, me quedé dormida con ese vestido tan simple y ese color tan 'meh'. Lo más triste de la elección de la Señorita Bogotá es que el vestido no es feo, al contrario, tiene todo el potencial para ser un gran traje de certamen, pero escogió un colorsito pastel todo blando y aburrido que no hace nada por su tono de piel. Imagínense ese vestido en rojo intenso o verde esmeralda, cambiaría del cielo a la tierra.
Bucaramanga
Además de apegarse a la fórmula de “malla transparente con cristales que cubren sus partes”, este numerito no solo es aburrido sino que casi la mata. En el centro del abdomen tenía un par de varillas que la estaban APUÑALANDO. No sabemos cómo esa niña no empezó a sangrar en medio del desfile…
Buenaventura
Vestido de baño de croché con salida de baño de malla. Y como si eso no fuera poco, LE QUEDA ZANCÓN. ¿Y por qué le queda zancón? ¡POR LOS ZAPATOS DE ESTRIPTISERA! Bendito…
Cartagena
Volvemos a la “malla transparente con cristales que cubren sus partes”, pero en esteroides. Desde que vi este vestido por primera vez solo podía preguntar “¿Por qué, Señorita Cartagena, te empeñas en hacernos saber que NO LLEVAS ROPA INTERIOR?”. Lo peor es que es una lástima, porque los apliques eran bellísimos y brillaban como un sueño en el escenario.
Cesar
“Como yo nada más tengo ojos bonitos, me voy a poner un vestido bien normalito. ¡Ya sé! Un remedo barato del que usó Paulina Vega en Miss Universo. Ah, y que no falten los zapatos de estriptisera". Cabe destacar que aunque no se logra apreciar en la foto, Cesar realmente quería destacarse, así que se bronceó todo el cuerpo, MENOS LA CARA: estaba tan blanca que parecía maquillada con Harina Pan.
Chocó
¡Al fin! Los planetas se alienaron y la mujer más bella de ese certamen llevaba el vestido más hermoso. Es de los pocos que podría, en las circunstancias adecuadas, traducirse bien en la alfombra roja. No solo la tela es preciosa, sino que juega bellamente con su tono de piel. Y la mejor parte, ¡sus partes íntimas están bien cubiertas! ¡Aleluya!
Magdalena
Ella pensó que si las candidatas usaban plataformas de estriptisera y les iba bien en el reinado, ella iba a ir un paso allá y a ponerse de pies a cabeza como una bailarina exótica –pero de las que cobran caro, ojo– vestida para los premios Óscar de su "sensual" industria. Eso es lo único que se me ocurre para explicar EL BRASIER DE CRISTALES y el AGUJERO EN SU ABDOMEN.
Meta
Con esa pinta de quinceañera barata me pasé todo su desfile cantando “Es mi niiiiiña boniiiiiitaaaaaa….”. Y como si fuera poco, ¡GRANNY PANTIES!
Quindío
Yo no sé qué me da más rabia: los vestidos que son feos hasta la médula, o los que podían ser bonitos y alguien dijo “ay pero ponle esto” y se los tiran. Este hace parte del segundo grupo. De cerca, la tela y el trabajo de la parte superior son muy bellos, y todo iba a salir bien si lo dejaban hasta el final, ¡PERO NO! Algún inteligente pensó que sería fantástico clavarle una transparencia en las piernas, que no le hace ningún favor y la hace ver como si el vestido se estuviera desintegrando.
San Andrés
¿Saben qué? No tengo nada malo que decir de este vestido. Resalta su figura, tiene la justa cantidad de brillo, el degradado está bien logrado y el color complementa su tono de piel. Aplausos, Señorita San Andrés, especialmente porque sobrevivió las tres horas que duró la velada sin desmayarse: el corsé estaba a punto de cortarle por completo la respiración.
Sucre
Con el dolor de mi alma me enteré de que esto fue hecho por Beatriz Camacho (la chica como que pensó que repetir diseñadora era todo lo que necesitaba para replicar la victoria de su antecesora). Y digo con dolor porque la cartagenera crea piezas hermosísimas, pero esto es una decepción. La transparencia debajo del busto no tiene ninguna gracia, los remedos de manga sobran, y para rematar, la cintura está tan apretada que le saca un rollito de grasa que estoy segura esa niña no tiene (desafortunadamente no se aprecia en esa imagen). O la muchachita se engordó con el estrés del concurso, o de entrada se lo hicieron demasiado ajustado.
Tolima
Tan cerca, estabas tan cerca, Tolima, de tener un vestido bonito. Nada especial, pero bonito. Pero no, como los 'crop tops' se resisten a morir, le metieron una transparencia en el torso que primero, no le hace ningún favor, y segundo, corta la bonita línea que el vestido pudo haber tenido. ¡¿Cuál es la obsesión de los diseñadores de reinados con las transparencias?!
Valle
A falta de un vestido que suene “frú-frú-frú” cuando la reina camina, o uno que parezca un trapero con cristales, a la pobre Señorita Valle le tocó entrar al grupo de los vestidos más feitos de este año por su absoluta falta de sentido. Me he quedado largo tiempo viendo esas líneas y todavía no les encuentro como la gracia, y definitivamente no ayuda ese color rosa aburrido que la hace ver de fondo entero.
Aunque este año tuvimos más semifinalistas que de costumbre, es justo y necesario un último vistazo a dos que ya se ganaron la corona.
Ariadna Gutiérrez
De nuevo de la mano de Beatriz Camacho, esto es un atuendo que esperaríamos de la actual reina de los colombianos, que se lleva muy bien con la diseñadora. No le encuentro mucha gracia a las mangas/hombreras, pero el trabajo de detalles en el resto del vestido es verdaderamente bello.
Paulina Vega
¡¿La mujer más bella de universo y le ponen el único vestido que no le favorece?! Por favor. Claramente el que le escogió ese numerito le tiene envidia hasta la médula. El cuello le acorta su larga silueta y de perfil se le hacía una barriga que todos sabemos que ella NO TIENE.
Esta, en cambio, es la Paulina que todos conocemos y amamos. Líneas simples, un corte interesante, un color que complementa su piel, nada de transparencias innecesarias. Sin tanta cosa se ve mejor que todas las otras reinas esa noche, lástima que no encontramos una mejor foto para apreciarla en su totalidad..
Por Melissa Zuleta Bandera. Nos vemos una vez más en este recuento de lo bueno, lo malo y lo feo (muy feo) del Concurso Nacional de Bellez...