Por Meli y Jen
Ganó la que tenía que ganar. Y aunque eso no tiene nada que ver con los vestidos (que es el tema central de esta reseña), teníamos que decirlo de entrada.
Ahora sí, los vestidos: quedamos gratamente sorprendidas por los looks de las diez finalistas de Miss Universo de este año. Aunque no todas acertaron, en general escogieron vestidos que resaltaban sus atributos y utilizaban correctamente los elementos típicos para este tipo de concurso. Pero lo mejor es que la ganadora brilló por encima de la competencia en términos de estilismo, así que la dejamos de última en este post (a pesar de que el resto las reseñaremos en orden alfabético).
Creo que si elección de vestido de gala va muy de la mano del estilo parisino: elegante con un toque diferencial, algo que se percibe distinto, a veces estrafalario. Aunque estaba cubierto de cristales y tenía detalles de plumas (claves en la mayoría de vestidos de concursos de belleza), no podemos decir que la representante de Francia se veía como las otras. Además, el cabello corto, rojo y ondulado tampoco son comunes en estos escenarios. Aunque no podemos negar que detestamos el estilo de transparencia + “ropa interior” visible (que aquí llamamos “la moda de calzón de abuelita”).
Más típico vestido de concurso no hay, incluyendo la desafortunada abertura de vértigo que, para rematar, está en todo el centro de la falda, amenazando con cada paso dejar expuestas las partes de la candidata. ¡¿Por qué la obsesión con exhibir aquello?! ¡¿POR QUÉ?!
El rostro dulce de esta candidata iba perfecto con el estilo “princesa de cuentos” del vestido. La falda amplia, el top sin tiras y la combinación de blanco y dorado le daban un aire juvenil, refrescante y juguetón. Decía más “quinceañera” que”Miss Universo”, pero le quedaba precioso. Sin embargo, dicen algunos (entre ellos Jeniffer) que la falda era demasiado transparente y la chica parecía ir desnuda por la pasarela. No me consta así que dejaremos esta con un manto de duda.
¡Rojo! ¡Cabellera! ¡Pasión! No voy a negar que me emocioné cuando vi esta joya de color salir al escenario, incluso a pesar de la vuelta/transformación con la que la concursante mexicana se quitó una voluminosa sobrefalda al principio de su desfile. Histrionismo aparte, México logró destacar entre el resto de finalistas gracias a este vibrante numerito. Por una milésima de segundo quise verla con la corona... hasta que le vi las plataformas más espantosas que se hayan creado jamás.
Este vestido fue hecho con lista en mano:
Cristales ✔️
Escote ✔️
Transparencia ✔️
Plataforma hedionda ✔️
Memorable ✖️
Puerto Rico
Cada año hay al menos una candidata que llega al concurso más convencida que las otras de que se va a llevar la corona, y se viste acorde con esa convicción. Ese es el caso de la señorita Puerto Rico, que tenía bien claro que ese vestido dorado armonizaría con la nueva corona del certamen. Un poco intergaláctica, sí, pero el efecto de mini-espejos geométricos, más una silueta favorecedora y una espalda espectacular, la hizo brillar —literalmente—.
Soy la primera en admitir que este vestido esta a un elemento de ser un Frankendress, pero no puedo negar que me encantó. Sí, tiene unos apliques extraños en los hombros, y sí, la chica lo llevaba falseando como en festival folclórico, pero vamos: el degradé está logrado a la perfección, las líneas verticales de cristales le resaltan la figura bellamente y, lo más importante, TIENE COLOR.
Perdónenme por no prestarle mucha atención al vestido pero imposible cuando lo único que yo podía ver eran esos brazos perfectamente tonificados y esa cabellera de otro mundo. Pero al final, mejor que hubiera sido así, porque después de ver el vestido de Puerto Rico este parece la copia barata hecha por una marca de moda rápida.
¡INCOMPARABLE! Nada más miren esa imagen tan contundente: la mujer, además de despampanante, se coronó con un vestido diferente al de las demás: aunque la cuota de brillo es infaltable, el hecho de que los colores predominantes fueran amarillo y azul la hicieron resaltar, tanto porque eran distintos al típico plateado que vemos 100 veces cada año, como porque complementan bellamente su hermoso tono de piel. Pero el detalle ganador fue definitivamente la capa, y ella sabe que las lleva bien porque en la competencia preliminar llevó una aún más grande y hermosa (foto abajo). Y un detalle que para mí fue definitivo: los aretes. Entre las docenas de aretes en cascada que hay en cada certamen, Sudáfrica vino con este par de bellezas impactantes que complementaban el vestido y atraían aún más la atención a su encantadora sonrisa. ¡No se le puede pedir más a la vida!
Y hasta aquí llega nuestra reseña de los vestidos de Miss Universo, un post que sabemos que ustedes disfrutan leer. Y como tenemos su atención, queremos dejarles una reflexión que para nosotras es muy importante. Como feministas orgullosas y en constante deconstrucción, sabemos que una de las contradicciones más difíciles de superar es el mundo de los reinados, nacidos y enquistados en una dinámica machista que valida a las mujeres por lo que ellos consideran 'bello', la construcción social que nos dice que las mujeres altas y delgadas son las hermosas. No obstante, hay conversaciones de las que es imposible escapar, como las narrativas que impusieron varias representantes que concursaron este año en Miss Universo. Hubo menciones al paro nacional, a la violencia de género, a la necesidad de que a las niñas se les enseñe liderazgo y más. Esas conversaciones deben darse, y deben darse en todos los espacios. Somos unas convencidas de que las estructuras se cambian desde adentro, y aunque esta estructura esté condenada a desaparecer, no va a pasar de un momento a otro, por lo que es preferible que las mujeres que utilizan esta plataforma se vuelquen hacia narrativas más igualitarias y sociales. O al menos eso pensamos acá. Y al final del día, ganó una belleza no hegemónica, una mujer brillante y contestaria que le dice a las niñas de cabello rizado y piel negra que ellas también son hermosas. Eso es de celebrar, sin que eso signifique validar. Como dijo en Twitter @desvirolada, se puede caminar y masticar chicle al mismo tiempo.
Y bueno... parte de esa narrativa son los vestidos. Y este es un blog de moda. Nuestro compromiso feminista está en hacer un esfuerzo consciente por hablar de los vestidos (como lo hacemos con cualquier otro evento o alfombra roja) sin caer en la trampa de criticar los cuerpos. Es posible hacerlo, sin necesidad de caer en el chiste del cuerpo, que ya no es chistoso y a nadie le hace gracia.
Ganó la que tenía que ganar. Y aunque eso no tiene nada que ver con los vestidos (que es el tema central de esta reseña), teníamos que decirlo de entrada.
Ahora sí, los vestidos: quedamos gratamente sorprendidas por los looks de las diez finalistas de Miss Universo de este año. Aunque no todas acertaron, en general escogieron vestidos que resaltaban sus atributos y utilizaban correctamente los elementos típicos para este tipo de concurso. Pero lo mejor es que la ganadora brilló por encima de la competencia en términos de estilismo, así que la dejamos de última en este post (a pesar de que el resto las reseñaremos en orden alfabético).
Colombia
No es porque sea nuestra representante, pero esta chica lucía radiante sobre la pasarela. El vestido no fue ninguna sorpresa: la clásica fórmula de fondo color piel y cristales de pies a cabeza es una favorita de las candidatas colombianas (si no nos creen, solo vean el post del Concurso Nacional de Belleza que publicamos el mes pasado), pero funcionó perfectamente para ella. Además, el cabello y maquillaje estuvieron en su punto, dejando brillar su rostro y armoniosa figura. (Seamos sinceros: ella merecía estar en el top 3).
Creo que si elección de vestido de gala va muy de la mano del estilo parisino: elegante con un toque diferencial, algo que se percibe distinto, a veces estrafalario. Aunque estaba cubierto de cristales y tenía detalles de plumas (claves en la mayoría de vestidos de concursos de belleza), no podemos decir que la representante de Francia se veía como las otras. Además, el cabello corto, rojo y ondulado tampoco son comunes en estos escenarios. Aunque no podemos negar que detestamos el estilo de transparencia + “ropa interior” visible (que aquí llamamos “la moda de calzón de abuelita”).
Más típico vestido de concurso no hay, incluyendo la desafortunada abertura de vértigo que, para rematar, está en todo el centro de la falda, amenazando con cada paso dejar expuestas las partes de la candidata. ¡¿Por qué la obsesión con exhibir aquello?! ¡¿POR QUÉ?!
El rostro dulce de esta candidata iba perfecto con el estilo “princesa de cuentos” del vestido. La falda amplia, el top sin tiras y la combinación de blanco y dorado le daban un aire juvenil, refrescante y juguetón. Decía más “quinceañera” que”Miss Universo”, pero le quedaba precioso. Sin embargo, dicen algunos (entre ellos Jeniffer) que la falda era demasiado transparente y la chica parecía ir desnuda por la pasarela. No me consta así que dejaremos esta con un manto de duda.
¡Rojo! ¡Cabellera! ¡Pasión! No voy a negar que me emocioné cuando vi esta joya de color salir al escenario, incluso a pesar de la vuelta/transformación con la que la concursante mexicana se quitó una voluminosa sobrefalda al principio de su desfile. Histrionismo aparte, México logró destacar entre el resto de finalistas gracias a este vibrante numerito. Por una milésima de segundo quise verla con la corona... hasta que le vi las plataformas más espantosas que se hayan creado jamás.
Este vestido fue hecho con lista en mano:
Cristales ✔️
Escote ✔️
Transparencia ✔️
Plataforma hedionda ✔️
Memorable ✖️
Puerto Rico
Cada año hay al menos una candidata que llega al concurso más convencida que las otras de que se va a llevar la corona, y se viste acorde con esa convicción. Ese es el caso de la señorita Puerto Rico, que tenía bien claro que ese vestido dorado armonizaría con la nueva corona del certamen. Un poco intergaláctica, sí, pero el efecto de mini-espejos geométricos, más una silueta favorecedora y una espalda espectacular, la hizo brillar —literalmente—.
Tailandia
Soy la primera en admitir que este vestido esta a un elemento de ser un Frankendress, pero no puedo negar que me encantó. Sí, tiene unos apliques extraños en los hombros, y sí, la chica lo llevaba falseando como en festival folclórico, pero vamos: el degradé está logrado a la perfección, las líneas verticales de cristales le resaltan la figura bellamente y, lo más importante, TIENE COLOR.
Perdónenme por no prestarle mucha atención al vestido pero imposible cuando lo único que yo podía ver eran esos brazos perfectamente tonificados y esa cabellera de otro mundo. Pero al final, mejor que hubiera sido así, porque después de ver el vestido de Puerto Rico este parece la copia barata hecha por una marca de moda rápida.
¡INCOMPARABLE! Nada más miren esa imagen tan contundente: la mujer, además de despampanante, se coronó con un vestido diferente al de las demás: aunque la cuota de brillo es infaltable, el hecho de que los colores predominantes fueran amarillo y azul la hicieron resaltar, tanto porque eran distintos al típico plateado que vemos 100 veces cada año, como porque complementan bellamente su hermoso tono de piel. Pero el detalle ganador fue definitivamente la capa, y ella sabe que las lleva bien porque en la competencia preliminar llevó una aún más grande y hermosa (foto abajo). Y un detalle que para mí fue definitivo: los aretes. Entre las docenas de aretes en cascada que hay en cada certamen, Sudáfrica vino con este par de bellezas impactantes que complementaban el vestido y atraían aún más la atención a su encantadora sonrisa. ¡No se le puede pedir más a la vida!
Y hasta aquí llega nuestra reseña de los vestidos de Miss Universo, un post que sabemos que ustedes disfrutan leer. Y como tenemos su atención, queremos dejarles una reflexión que para nosotras es muy importante. Como feministas orgullosas y en constante deconstrucción, sabemos que una de las contradicciones más difíciles de superar es el mundo de los reinados, nacidos y enquistados en una dinámica machista que valida a las mujeres por lo que ellos consideran 'bello', la construcción social que nos dice que las mujeres altas y delgadas son las hermosas. No obstante, hay conversaciones de las que es imposible escapar, como las narrativas que impusieron varias representantes que concursaron este año en Miss Universo. Hubo menciones al paro nacional, a la violencia de género, a la necesidad de que a las niñas se les enseñe liderazgo y más. Esas conversaciones deben darse, y deben darse en todos los espacios. Somos unas convencidas de que las estructuras se cambian desde adentro, y aunque esta estructura esté condenada a desaparecer, no va a pasar de un momento a otro, por lo que es preferible que las mujeres que utilizan esta plataforma se vuelquen hacia narrativas más igualitarias y sociales. O al menos eso pensamos acá. Y al final del día, ganó una belleza no hegemónica, una mujer brillante y contestaria que le dice a las niñas de cabello rizado y piel negra que ellas también son hermosas. Eso es de celebrar, sin que eso signifique validar. Como dijo en Twitter @desvirolada, se puede caminar y masticar chicle al mismo tiempo.
Y bueno... parte de esa narrativa son los vestidos. Y este es un blog de moda. Nuestro compromiso feminista está en hacer un esfuerzo consciente por hablar de los vestidos (como lo hacemos con cualquier otro evento o alfombra roja) sin caer en la trampa de criticar los cuerpos. Es posible hacerlo, sin necesidad de caer en el chiste del cuerpo, que ya no es chistoso y a nadie le hace gracia.
¡Gracias por leer!
Miss Universo 2019: una verdadera corte real
by
Moda 2.0
on
11:04 p. m.
Por Meli y Jen Ganó la que tenía que ganar. Y aunque eso no tiene nada que ver con los vestidos (que es el tema central de esta reseña...